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La evacuación
- Sierra uno para Kilo uno.
Tarkus da un brinco y se levanta, pulsando a la vez la pequeña tecla que lleva sujeta al pecho y responde rápidamente:
- Adelante para Kilo uno.
- Hemos sido emboscados. Situación extrema. Solicito apoyo inmediato, repito, solicito apoyo inmediato.
- Recibido Sierra uno, comunícame cuadricula de posición.
- Cuadricula sesenta y siete, repito, cuadricula sesenta y siete.
- Recibido, cuadricula sesenta y siete. Envío equipo de refuerzo.
- Orlak, acercate, quiero a los SAA listos en orden de combate en cinco minutos. Cargad toda la munición que podáis, Bien pertrechados. La sección de Warlord tiene problemas y hay que sacarlos de la zona donde se encuentran. Quiero estar informado en todo momento.
- Recibido. - Responde el oficial.
- De acuerdo, el resto levantamos el campamento y nos marchamos. Nos dirigiremos hacia el sur; hay un valle a unos kilómetros que podemos atravesar sin mucho riesgo hasta que comunique con el equipo de extracción.
Los chicos del SAA se marchan, el resto les da ánimos mientras recogen su equipo. Detrás salen los miembros de OMEGA para asegurar la marcha.
Hay un detalle curioso; todos depositan los restos de basura en una bolsa que porta Kiko, y este se la guarda en su mochila. Se da cuenta que lo estoy observando y me dice:
- Hay que cuidar el medio ambiente. - Y me sonríe.
Vamos saliendo al exterior del refugio y el sol comienza a castigar duramente. Nos movemos en fila, solo Isabel y yo vamos juntas, el resto guarda unos diez metros de distancia entre ellos. Nadie habla. A intervalos todos se hacen señas y se paran. Isabel me indica con la mano que me agache y poco después reiniciamos el paso.
Vamos bordeando un risco alargado que se extiende a lo largo de unos dos kilómetros en dirección sur- oeste.
Isabel me cuenta que, aunque yo no los vea, los DELTA y algunos ALFA están situados alrededor nuestro, creando un perímetro de unos doscientos metros. Solo los OMEGA y el mando táctico nos acompañan.
Doble J está bastante recuperado y mantiene un buen ritmo de marcha.
Al cabo de una hora llegamos al curso de un arroyo el cual seguimos, cambiando nuestra dirección, esta vez sureste.
La vegetación es muy abundante y la sombra nos protege del calor y de la vista de cualquier aeronave que, aunque no hemos divisado aún nada, sí se oye el repiqueteo de algún helicóptero que vuela en la distancia. Cruzamos algunos caminos y senderos, pero los evitamos siempre que podemos para no ser localizados.
El terreno se vuelve cada vez mas duro. El arroyo serpentea entre grandes cortados en la roca y a veces se deja caer en hermosas cascadas, todo ello entre encinas, abedules, castaños y chopos que sobresalen entre una masa de arbustos donde abundan los helechos que nos hace difícil de caminar.
De pronto la tranquilidad se altera con un sonido agudo y aparecen en el cielo tres puntos brillantes dejando tres rayas blancas en el cielo. Me dicen que son aviones de combate que sobrevuelan la zona en busca de alguna aeronave no identificada. El sonido rompe la paz desgarradoramente y me pone la piel erizada.
- Creo que esos pájaros nos van a alegrar el día - Dice Supertruji.
- Son F-5 A del ejercito iraní. Con estos en el aire no podrán acercarse nuestros Black hawk a recogernos - Nos dice Súper López.
Extrañada por oír varias explosiones en la última hora, le pregunto a Templario que pasa adelantándome.
- ¿Qué son esas explosiones?, entre los aviones y esto estoy muy asustada.
- Lo que oyes son las trampas que se pusieron anoche para cubrir nuestra posición en la cueva. Es un invento de Tarkus. Ha diseñado trampas explosivas con un temporizador de autodestrucción; así, si no cumplen su cometido, pasado un tiempo de autodestruyen. Tarkus está detrás de que se implante esta idea a todo tipo de artefacto explosivo, ya sea mina, granada, proyectil o misil. Así se evitarían muchas muertes, amputaciones y dinero en desactivarlas. Mira, esto es.
Me enseña una plaquita del tamaño de una moneda de cincuenta céntimos forrada de plástico transparente con dos pequeños botones y una pantallita de cuarzo.
- Esto cuesta unos cincuenta céntimos de euro y evitaría muchas vidas y gastar miles de euros en desactivar todo lo que queda después de una guerra.
- Eso los despistará un rato y nos dará más tiempo para salir de aquí - Nos dice Supertruji.
- Y…¿ha gustado la idea?.
- No, nadie quiere comprometerse; el temporizador de autodestrucción encarece el precio de una mina contra personal y no es tan "efectivo” como las convencionales.
El grupo se mueve buscando siempre el cobijo de la vegetación. Sobrepasamos un borde elevado con mucha precaución y al otro lado encontramos un valle en dirección sur. Seguimos bordeando los montes durante todo el día.
Cuando empieza a caer la tarde, vuelve el aire fresco y húmedo del mar, meciendo las copas de los árboles e impregnando el ambiente de olores de flores.
Después de todo el día caminando y haber dormido poco la noche anterior casi ando por inercia, como un zombi, y estoy loca por parar y dormir todo lo que pueda.
El día va cediendo poco a poco el paso a la noche y todo se va volviendo penumbra. Súper López se acerca y nos dice.
- Vamos a escondernos en aquel grupo de árboles, el arroyo ha cortado el terreno y hay un hueco perfecto para pasar la noche.
Prácticamente a oscuras llegamos a unos setos que rodean una arboleda alargada situada en la trayectoria del arroyo que nos ha acompañado toda la tarde. Sobre un terreno llano, el agua ha erosionado una brecha de unos diez metros de ancho por unos cien de largo, donde termina cayendo en una pequeña cascada. Las zarzas que crecen en la parte alta del corte se clavan en la ropa al pasar por un estrecho sendero abierto y procuro esquivarlas todo lo posible. Bajamos hasta la orilla del arroyo, donde solo se oye el borboteo del agua al sortear las rocas y algunos grillos. Me acerco y me lavo las manos y la cara, lo que me produce una sensación de alivio inmenso después de tanto calor durante el día.
Veo que algunos componentes del grupo comienzan a despojarse de su equipo y los imito sentándome en una roca y comienzo a quitarme las botas y los calcetines, loca por meter mis doloridos pies en el agua fresca. ¡Ah, que placer!, jamás había andado tantos kilómetros sin parar.
Mis pies agradecen el baño frío y me relajo mirando el cielo que ya comienza a llenarse de puntitos blancos.
- Toma, no le digas a nadie que te lo he dado, comételo. - Me dice Tarkus . dándome una bolsita con ciruelas pasas y sonriéndome.
- ¿Ya estás repartiendo ciruelas pasas? - Pregunta Templario
- Joder, no se puede hacer nada a escondidas con esta gente.
- El jefe siempre lleva sus ciruelas a todas las misiones. Es como un amuleto.
- ¡Una leche amuleto! Es lo mejor para aportar energía y ocupa poco
Espacio.
- Pues donde se ponga un buen bocadillo de jamón…- Contesta Tony.
Tarkus riéndose me dice:
- Para misiones de este tipo se debe traer alimento de gran poder energético y que ocupen poco espacio. Usamos mucho las barritas energéticas, pero a mi me gustan cosas más naturales como las almendras, nueces, cacahuetes, uvas o ciruelas pasas, higos secos, etc. Aunque los hay que son mas de la tierra, como este borrico.
- O unos buenos langostinos - Dice Supertruji, y todos se ríen.
- Yo me estoy acordando ahora de los churros del "Tejeringo”. - Dice Rubiales entre risas.
- Bueno, ya está bien de tanto comer que nos vamos a poner malos. Vamos a establecer las guardias. Súper López, encárgate de organizarlo. Que el equipo Delta realice la primera y los Omega sean su relevo.
- De acuerdo. - Dice Súper López levantándose.
- Ya me encargo yo. - Le dice Doble J sujetándolo por la manga.
Me acuesto sobre una pequeña loneta que me traen. Parece mullida debido a la hierba que hay debajo y me siento muy cómoda al comprobar lo blando que está el suelo.
La noche pasa rápidamente y duermo de un tirón, quedándome dormida instantáneamente, rendida tras cuarenta y ocho horas sin parar.
- Pandilla a pájaro, ¿Me recibe?
- ……
- Kilo dos a pájaro. Kilo dos para Oscar Papa. ¿Me recibe?.
- ……
- Madriguera para pandilla, le recibo, adelante.
- Aquí Kilo dos. Esperamos instrucciones para evacuación.
- Bien Pandilla, estáis en trayectoria del control aéreo del punto en cuadricula sesenta y dos. El rescate se realizará desde la base en cuadricula ciento doce. Podemos estar allí en sesenta minutos para evacuación solo con un pájaro.
- Recibido. Solicito evacuación urgente. Punto de extracción en cuadricula cincuenta y cinco, cota cuatro dos uno. Humo rojo.
- Bien, evacuación cuadricula cincuenta y cinco, cota cuatro dos uno, humo rojo. Van en camino.
- Kilo dos para zulú uno.
- Adelante para zulú uno.
- Comuníqueme situación.
- Situación complicada. Establecemos contacto visual con SOES pero hay mucha hostilidad. No podremos mantener la posición por mucho tiempo. Hay varias bajas. Necesitamos un "evasán” lo antes posible.
- Tenéis que contactar con los SOES e intentar retroceder hasta la cuadricula cuarenta y tres. En esa zona es imposible un "evasán”.
- Bien, intentaremos contacto con los SOES. Esto se va a convertir en un tostadero cuando amanezca.
Con los primeros matices azules en el cielo, que anuncia el inminente amanecer, veo llegar a Tony, que habla con Tarkus y este se acerca para hablar con Isabel.
- Isa, viene el transporte, vamos a intentar sacaros de aquí.
- ¿Cómo que sacaros?
- Si, te vas con Sophie junto a Doble J, Chani, Kiko y Alicuécano. El resto mantendremos un perímetro de defensivo. Ya buscaremos como salir de aquí.
- No, no no no. Yo me quedo con vosotros. No os puedo dejar en esta ratonera. De ninguna manera.
- Escúchame Isabel, quiero que esta chica salga de aquí viva, y para estar seguro de ello necesito que tú me la cuides.
- ¡Joder!...Bueno, está bien.
- Vamos a montar un perímetro de seguridad para extracción rápida. Solo contamos con unos minutos para que el helicóptero baje y os saque. Debéis ser rápidos. Isa, hasta que Sophie no ponga los pies en otro país seguro, seguirá estando en peligro. Pongo en tus manos su seguridad.
- De acuerdo Tarkus, confía en mí, la sacaré de aquí.
- Subid ese sendero hasta el borde de arriba, al otro lado hay un claro. Dentro de diecisiete minutos debes estar allí. Toma, lanza esto cuando veas venir al pájaro. - Tarkus le entrega un bote que pone "smoke red”. - Subís y os quitáis del medio.
- Vale...Pero que sepas que no me gusta la idea de dejaros aquí.
Comienzan a oírse disparos muy cerca de donde estamos. Corremos arroyo arriba hasta desviarnos a la derecha e iniciamos el ascenso por un pequeño sendero entre grandes matorrales. Abajo, donde están ellos, se intensifica el sonido de los disparos y me llevo un gran susto cuando oigo la explosión de un proyectil que ha caído cerca de nosotros.
Isabel me arrastra hasta la cima, donde llego sin resuello. Nos acompañan su hijo Migue y Dani, que se quedan al borde de la cuesta que acabamos de subir y comienzan a disparar hacia abajo.
Llegamos al borde del claro e Isabel mira su reloj, me dice:
- Dos minutos y estamos fuera.
Se comienza a oír a lo lejos el tableteo de un helicóptero, mezclado con el barullo de disparos y explosiones que hay en el valle. Isabel saca de un bolsillo de su chaleco táctico el bote que le entregó Tarkus y le quita la anilla de seguridad.
De pronto el helicóptero surge de detrás de nosotros y levanta una polvareda inmensa. Es muy grande y de color negro. En una puerta lateral, que lleva el escudo de la pantera de UTAR, hay un tripulante con una ametralladora que se afana disparando sin descanso. Los casquillos caen por todos lados.
Otro helicóptero, igual al primero, aparece por detrás y nos sobrevuela lanzando multitud de bengalas blancas que llenan el cielo de humo, disparando cohetes a las posiciones desde donde nos disparan.
Isabel lanza el bote al centro del claro, comenzando a soltar humo de color rojo, habla por radio.
- Pandilla a pájaro negro.
- Adelante pandilla.
- Recogida en humo rojo, repito, recogida en humo rojo.
- Recibido pandilla, cuidado con las cabezas.
El aparato baja hasta casi posarse en el suelo entre un gran estruendo de los rotores y del fuego de cobertura.
Nos levantamos e Isabel me obliga a correr con la cabeza agachada poniéndome la mano sobre el casco que llevo puesto y avanzamos hasta que nos ayudan a subir. Mi compañera monta su fusil M-4 y se sienta en el filo del portalón. Detrás llegan Kiko y Alicuécano ayudando a Doble J. y Chani cierra el grupo y es ayudado por un tripulante a subir. Este nos indica que vamos a despegar y el helicóptero inicia el ascenso inclinándose hacia un lateral y estabilizándose después. Entonces Isabel grita:
- ¡Cohete RPG a las dos!
El operador de la ametralladora comunica algo al piloto, el cual inclina la nave hacia la izquierda lo justo para ver como un proyectil de un RPG pasa a escasos centímetros del fuselaje. Nos hemos salvado por los pelos. El tripulante le sonríe a Isabel a modo de agradecimiento.
Sin elevarnos más de unos cincuenta metros del suelo, nos dirigimos hacia la costa y después a mar abierto. Ahora si creo que estoy a salvo, lejos de los tiros, del ruido, lejos de ese país, que permite bases terroristas en su territorio, lejos de la muerte. El sentirme segura de nuevo, tras tantos días de incertidumbre, de angustia, hace que mi animo se derrumbe y rompo a llorar mientras Isabel me abraza. Es el llanto de la libertad.