La experiencia de Sophie 2º capitulo
Capitulo dosLlevo aquí una eternidad, tres horas en la misma postura, pero no me atrevo a moverme para no ser descubierto.
Desde mi alza óptica cubro una extensa zona del camino, está empezando a atardecer, pero la visibilidad es buena, con esta luz podría alcanzar un blanco a más de quinientos metros, pero hoy solo estará a cuatrocientos.
He colocado minas falsas en el camino para que pare el convoy, aprovecharé ese momento para hacer mi trabajo.
Mierda, se me duerme la pierna y no consigo sacar de debajo una piedra que me hace un daño terrible, pero debo aguantar un poco mas, ya se ve de venir la hilera de vehículos blindados, en el segundo va mi objetivo.
Están pasando el control, a escasos cien metros de las minas, los idiotas de los centinelas saludan a su jefe sin saber que lo están delatando.
¡Quieto! El primer vehiculo ha visto algo en el suelo, son las minas que con tanto trabajo y sigilo coloqué anoche con un frío del demonio, se para a cierta distancia, el segundo vehiculo también, una escuadra se despliega a ambos lados de la carretera y toma posiciones, un equipo de desactivación aparece por retaguardia y comienza a inspeccionar el terreno.
Mi objetivo aparece por la torreta del blindado, enfoco el visor, trescientos ochenta metros, lleva chaleco de protección, pero se ha quitado el casco, por lo que apunto a la cabeza, su pelo negro brilla con los últimos rayos de sol de la tarde, quito el seguro y acaricio suavemente el disparador, un escalofrío me recorre la espalda, respiro profundamente para rebajar mi ritmo cardiaco, parpadeo, necesito ver claro….
Aguanto la respiración, el objetivo claramente centrado en el visor, presiono suavemente el gatillo, muy suavemente…..
¡Pum!
El disparo me sorprende, vuelvo a enfocar el objetivo, pero este se ha perdido por la escotilla del vehiculo; ¿he acertado? Pues claro que si, sobre la escotilla hay restos de sangre y algo mas. Todos gritan lamentándose.
No me muevo, ellos observan con desesperación buscando el origen del disparo, oh Dios, ya no soporto más esta postura, comienzo a moverme muy lentamente hacia atrás hasta quedar fuera del alcance visual del enemigo y ahora intento recoger mi equipo y largarme lo mas rápidamente que mis piernas adormiladas me permitan, debo cruzar el río antes que ellos alcancen esta cota.
Horas de soledad, de pasividad, de silencio y un segundo para cumplir con mi máxima: un disparo, un muerto.
Los oigo acercarse, están muy cerca, el río va muy crecido y aún así debo cruzarlo como sea; me meto en el agua helada y mantengo mi G-3 con ambos brazos en alto, me lleva la corriente y me esfuerzo por mantenerme en pié, pero cada vez el fondo es mas profundo; noto que algo me roza por encima de las rodillas y se mantiene tenso atravesando el río, parece…..¡Joder, es un cable!, una manguera eléctrica cruza de una orilla a otra y aprovecho para apoyarme y avanzar entre remolinos de espuma hasta que noto que el fondo se inclina y voy saliendo poco a poco.
Mi G-3 está seco, pero la munición y mi pistola P-226 están mojadas, hace frío y tiemblo como un flan; me agacho para recuperar el aliento pero entonces siento rozarme la cabeza una bala. Oh Dios, me han visto.
La orilla acaba en un terraplén lleno de cantos rodados que se inclina cada vez mas lleno de raíces de grandes árboles hasta alcanzar la verticalidad.
No creo que sea capaz de trepar por allí pero he de intentarlo, así que cargo el G-3 a la espalda y comienzo mi escalada. Me ayudo de las raíces, resbalo e intento subir de nuevo sintiendo los impactos de los proyectiles cerca de mi; casi he llegado a la cumbre de aquella pared cuando mi pierna tira la toalla, un dolor agudo se centra en mi pantorrilla y me termina agarrotando toda la pierna; En un acto desesperado lucho contra el dolor y consigo llegar hasta los primeros árboles, al menos desde aquí les puedo hacer frente, pero entonces noto el frío del acero del cañón de un AK-47 en mi nuca.
Ahora sí que me quedo helado. Un tipo con turbante me habla en árabe a la vez que me encañona con su replica automática, yo suelto mi fusil y levanto las manos, pero él sigue hablando y me propina una patada en el costado que me roba el poco aire que admiten mis pulmones después de la escalada.
Me suelto el chaleco táctico y lo dejo en el suelo junto con mis granadas y la pistola; intento levantarme pero la pierna no me responde.
Llegan mas guerrilleros y me rodean hablando entre ellos en una jerga que no entiendo, algunos se les ve muy enfadados. Me obligan a levantarme pero al dar un paso me derrumbo de nuevo, entonces la emprenden a culatazos y patadas conmigo hasta que se oye un disparo que me aterroriza creyendo que su objetivo es mi cabeza, pero solo es una manera de acallar a la multitud. El autor del disparo se acerca me habla, me escupe y habla con los demás, entonces me sujetan entre dos y me levantan obligándome a caminar a duras penas.
Cuando llegamos a su campamento, donde tu estabas retenida, me hacen entrar en un cobertizo pequeño y sin ventanas y me propinan un golpe en la cabeza que me hace perder el sentido.
- ¡Tío, nosotros dando el cayo y tu durmiendo, despierta mamón!
Al oír esto comienzo a salir del desmayo y noto un gran dolor en la cabeza, me incorporo un poco y al tocarme me noto algo de sangre seca.
- ¡Joder, te han castigado bien!, ¿Cómo estás Beckett?.
- No sé si estoy o no, me duele todo y estoy mareado.
Es mi compañero Templario el que ha derribado la puerta y me ha encontrado y se arrodilla junto a mí para inspeccionar mi cabeza.
- Vamos hermano, te sacaré de aquí.
Me ayuda a salir y comprendiendo que no puedo andar me carga sobre su hombro.
- ¡Me cago en la leche, ya podías perder unos kilos!, ¡Eh jefe, ayudadme que lo he encontrado!.
Súper López se acerca acompañado de Custer que trae una camilla plegable y me acuestan en ella; llega también Cianuro y cargan la camilla para acto seguido salir pitando de allí, pero al acercarnos al puente les pido que me bajen…..no quería que me vieses así, llámalo….. orgullo profesional.
La caminata se hace interminable, todos a mi alrededor parecen incansables, aunque se les ve sudar copiosamente. Durante toda la mañana hemos ido bajando hacia el valle del río y ahora el sol nos castiga casi verticalmente, aunque el sendero sigue al abrigo de grandes árboles que nos suministran una agradecida sombra. Llegamos a la orilla y hacemos un alto para refrescarnos y beber la fresca y limpia agua de un estrecho río que se esconde entre abundante vegetación. Para mis pies y mi cara es una bendición, después de las horas que llevo caminando. Isabel me da una toalla y jabón; se lo agradezco con una sonrisa; me dice:
- ¿quieres lavarte?, ven conmigo y busquemos un sitio mas intimo.
Nos alejamos unos metros río arriba e Isabel le dice a un chico que está de centinela:
- Tu a lo tuyo y no mires adonde estamos, se te vaya a colar alguien por curiosear donde no debes.
Ambos se ríen y el chico le da una palmadita en el hombro a mi acompañante. Ella, sonriente me mira y me dice que el centinela es su hijo Migue. No salgo de mi asombro.
Después de desnudarme y lavarme un poco, Isabel saca de una mochila que trae unas bragas y un sujetador, unos vaqueros, un suéter grueso y unas botas de montaña. Todo me queda perfecto, por lo que supongo que sabrían mi talla. Me acerca un cepillo para peinarme y le sujeto las manos:
- Gracias, muchas gracias, Dios os bendiga.
Isabel comienza a sonreír pero de pronto mira a su hijo y hacia arriba, se queda inmóvil; me coge de la mano y corremos hacia donde se encuentran los demás, que van hacia una gran zarza que forma una bóveda junto a la orilla refugiándonos debajo.
Se oyen voces pidiendo que se escondan todos y unos segundos después se hace un silencio total.
Poco a poco se empieza a oír un zumbido que se va convirtiendo en un tableteo ronco.
- Tango dos para Oscar Papa uno, ¿me recibe?
Súper López habla por la radio, supongo que intentando comunicar con lo que creo que es un helicóptero.
- Tango dos para Oscar Papa uno, aquí equipo de rescate esperando evacuación inmediata.
Insiste:
- Equipo de extracción, ¿me recibe?, Tango dos para Oscar Papa uno………..
La radio sigue sin contestar y en la cara de Súper López se refleja el enfado. Supertruji se nos acerca y me dice:
- El helicóptero que nos sobrevuela no contesta, o fallan las comunicaciones, (que lo dudo), o ese pájaro no es de los nuestros, así que no podemos arriesgarnos; nos quedaremos aquí quietos hasta que se vaya.
Todos estaban quietos y con las armas preparadas para hacer fuego, yo estoy muy asustada al ver que nuestra situación se puede agravar, pensando que el momento de salir de allí cada vez está mas lejos.
Durante unos veinte minutos, dos helicópteros sobrevolaron nuestras cabezas insistentemente hasta que se marcharon; intuían donde nos encontrábamos y temía que no cejaran en su empeño de darnos caza.
- Les hemos hecho mucho daño y estarán rabiosos. Esta gente no va a parar hasta encontrarnos, así que hay que salir de aquí rápido, además no nos queda muchas municiones. – Dijo Súper López.
- ¿Quiénes son?. - Pregunté.
- Son integristas islámicos de una facción de Al-Qaeda, gente sin escrúpulos.
- Y..¿Donde estamos?
- Estamos en Irán, cerca de la frontera con Azerbayán, en una tierra salvaje como esta gente. Nadie sabía que estamos aquí y nadie debe saberlo, El equipo de extracción viene desde Turquia y la operación debe salir perfecta o la habremos cagado. Es muy difícil coordinarlo todo.
A mi lado hay sentado un soldado que hace dibujos en la arena con una rama y mantiene la cabeza gacha, como abstraído en sus pensamientos dibuja una estrella y después la borra. Le pregunto:
- Hola, ¿como te llamas?
- Hola, llámame Custer, no podemos dar ningún dato personal, bueno…no se lo digas a nadie, me llamo Antonio.
- ¿Qué te pasa?, estás como triste o asustado.
- ¡No! Estoy agotado, han sido unas horas muy duras; la experiencia es muy fuerte y llevo poco tiempo en la unidad.
- ¿Cómo ha sido la lucha, me lo puedes contar?.
- Si claro: