La experiencia de Sophie
Por Antonio Roldan
A todos los miembros de UTAR de airsoft
Por Antonio Roldan
A todos los miembros de UTAR de airsoft
Capitulo 1
Estoy sola, abandonada a mi suerte, que estoy segura que será la muerte.
Desde el día que me secuestraron, mi vida ha cambiado de forma tan radical que parece que no soy yo quien vive esta situación; despierto creyendo que lo he soñado y lloro desconsoladamente al ver la cruda realidad.
Soy hija del cónsul de Canadá, donde nací, con mi flamante carrera de económicas recién terminada y una vida social excesivamente rancia, llena de pretendientes a la fortuna de mi padre mas que a mi amor, criada entre servidumbre servicial y lujos excesivos, viajando constantemente entre mi tierra natal y la costa del sol, sin apenas amigos íntimos, con un guarda-espaldas pegado a mi trasero día y noche….., exceso de monotonía.
De repente, una templada noche primaveral malagueña veo aparecer por la ventana de mi habitación no a un deseado príncipe azul, sino a una silueta con pasamontañas que se abalanza sobre mi golpeándome brutalmente y amordazándome, mientras me susurra al oído con un inequívoco acento árabe que me matará si grito o intento escapar. Me ata las manos y me tapa la boca con una cinta adhesiva que casi no me deja respirar. Acto seguido recibo un golpe brutal en la cabeza y pierdo el sentido.
Creo que son ya veintisiete días (me quitaron el reloj) los que llevo en este cobertizo apestoso rodeada de estiércol, de polvo y de arañas; estoy sucia, mi ropa hecha un asco y rota; me han golpeado sin piedad varias veces sin una explicación; no me han dejado lavarme y aquí no hay aseo, uso un rincón de esta cuadra; me dan la comida en una cacerola despostillada y asquerosa, arroz cocido o puré de patatas, no sin antes propinarme algún puntapié.
Ya no puedo mas, me despierto y lloro sin parar, no me dicen nada, no sé lo que quieren, porqué estoy aquí, así no aguantaré mucho mas….., quiero morirme ya.
Un grito ahogado me saca de mi duermevela, me incorporo y presto atención. Un minuto después varios disparos rompen la paz de la noche.
- Dios mío ¿que pasará?
Me levanto y me refugio en un rincón, se oyen gritos muy cerca de donde estoy y empiezo a sentir como el pánico se apodera de mi. Con un gran estruendo, la puerta del cobertizo cae partida en dos, creo morir del susto; en el marco aparece una figura armada con un fusil, se acerca y me dice con voz suave:
- No te asustes, soy del equipo de rescate, llámame Juan.
- Por favor, sácame de aquí.
Me desata las manos y me acaricia la cara, limpiándome las lágrimas que resbalan por mis sucias mejillas y me abraza, es el primer acto humano que siento en casi un mes.
- Sujétate aquí, a mi cinturón, sígueme y no te sueltes.
Habla por una emisora pequeña que lleva en el hombro izquierdo de su chaleco, junto a un emblema con las letras UTAR y el dibujo de la cabeza de una pantera negra.
- Aquí Súper López, objetivo encontrado, me dirijo al punto de extracción, solicito cobertura.
Fuera hay otro miembro del equipo, un chico joven.
- Vamos Rubiales, tengo a Sophie, cúbreme.
- Corre hasta aquellos árboles, yo te sigo.
Se intercambian disparos, yo agacho la cabeza y me aferro al cinturón de mi rescatador corriendo a campo abierto hasta unos árboles. Es noche cerrada y no alcanzo a ver mas que sombras iluminadas intermitentemente por el resplandor de los disparos. Al cabo de unos minutos se unen varios hombres con pasamontañas al grupo; se van presentando, Doble J, con el pelo canoso y que cojea levemente:
- Chica, no te preocupes, estás en buenas manos.
Uno de ellos se quita el pasamontañas y resulta ser una mujer, que me sonríe y me abraza cariñosamente, se llama Isabel.
- ¿Cómo estás cariño?, ya ha pasado todo.
El tercero es un chaval muy joven, algo tímido, se llama Charly y va perfectamente camuflado y con un gran rifle de francotirador.
El lugar donde me retenían es un grupo de casas desvencijadas casi ocultas en un llano bajo cerca de una acequia cuyo cauce se escucha trepidar desde la arboleda donde nos encontramos; se oyen perros ladrar con ansia de pelea, pero están lejos y encerrados o amarrados.
Nos movemos rápido hacia una carretera por un terraplén polvoriento y al llegar a ella aparecen varios soldados mas, uno de ellos, grande como un oso, besa a Isabel y le pregunta:
- Beli, como ha ido todo.
- Muy bien, ya la tenemos - Contesta ella.
- Hola, yo soy Chani, ¿Qué tal? - Se presenta el grandullón.
Seguimos por la carretera y cruzamos un puente con mucha precaución, ellos me aseguran que ya estamos a salvo, que esperamos el transporte, un helicóptero que nos sacará rápidamente de allí, pero intuyo que algo pasa, algunos miembros ponen cara de preocupados tras unos minutos hablando bajo entre ellos.
Súper López decide que nos refugiemos en una vieja fábrica de ladrillos que hay a unos cien metros de la carretera y minutos después llega hasta nosotros otro miembro, acompañado por varios mas que lo rodean y se presenta:
- Hola, soy Tarkus, comandante de la unidad y responsable de la operación, ¿Cómo te encuentras?; Estamos esperando que nos evacuen, pero no consigo comunicación con la unidad de extracción, además nos faltan cuatro hombres, y nunca dejo a nadie atrás.
- Solo quiero salir de aquí, por favor.
- No te preocupes, estando con nosotros no te pasará nada.
Tarkus es un hombre de mediana edad, alto y con un bigote rubio, por su actitud, confiada y dinámica, me inspira seguridad; espero estar en buenas manos.
Por las emisoras reciben información y algunos se marchan en dirección al puente.
- Hay que impedir que crucen el puente, debemos mantener esta posición; Super López, voy a buscar a Beckett, de nuevo se nos ha perdido el francotirador – Dice Tarkus.
Dani, un hombre bajito y delgado, con ojos muy vivos, se ofrece a ir en su busca, pero Tarkus organiza el rescate con mas miembros, incluido él mismo.
Al cabo de un minuto sólo quedamos una docena, o eso creo, porque constantemente aparecen hombres armados y se colocan en ventanas y puertas para defender el edificio.
De pronto una potente explosión inunda todo, caen cascotes y trozos del techo y la tranquilidad de la noche se rompe con un desquiciado intercambio de disparos.
Isabel prácticamente se me hecha encima cubriéndome y jurando en arameo monta su replica.
- ¡Como vengan hasta aquí los voy a poner bien! – Dice.
Parte del edificio arde intensamente y el humo empieza a inundarlo todo; es un caos total, gritos, disparos y explosiones se producen sin descanso hasta que tiran de mi otra vez sacándome con la cabeza agachada fuera de allí hasta otra sala mas pequeña donde nos protegemos, me ponen un chaleco grueso y pesado, creo que es antibalas y un hombre con barba canosa me pone su casco.
- Ponte esto, tu cabeza lo merece mas que la mía, jejeje.., por cierto soy Super Truji, capitán de esta tropa. – Me dice mientras se pone en la comisura de los labios un cigarrillo liado.
Alguien grita varias imprecaciones y uno de ellos se acerca a Supertruji y le dice:
- Súper, le han dado a Bravo.
- Joder….¿es serio?
- No creo, le han hecho un ojal en el brazo izquierdo, vamos a practicarle una cura de urgencia
- Recogerlo todo que nos vamos, intentemos llegar a la valla del otro lado del llano
Me sujetan por los brazos y me llevan prácticamente volando desde el edificio donde nos encontramos donde ya arde completamente el piso superior, a través de una explanada.
Los disparos se intensifican y algunos de los que me acompañan se quedan atrás disparando hacia la zona que hemos abandonado.
Me ayudan a pasar por debajo de una alambrada, me duelen las piernas de tantos días inmóvil, no tengo fuerzas.
Isabel me entrega una botellita de agua que saca de su mochila y me ofrece una barrita de cereales que yo rechazo porque no creo que me entre nada en el estómago; el agua me la bebo toda con avidez, es una bendición para mi reseca garganta.
Bajamos hasta una acequia y caminamos con el agua hasta las rodillas, nos metemos en una inmunda tubería que atraviesa el camino principal y al salir de él seguimos agachados paralelos al camino. A lo lejos se perfila un gran puente metálico de aspecto lúgubre iluminado por los relámpagos de las explosiones.
Tras quince minutos de carrera alocada alcanzamos el puente y bajamos por un sendero hasta refugiarnos debajo de la gran estructura. Oigo a Supertruji hablar por la radio:
- Tango dos para tango uno.
- Adelante tango dos.
- Hemos alcanzado el punto cuatro de la cuadricula veintiséis, estamos debajo, fuera de la vista.
- Bien, hay que buscar una vía de escape segura y alcanzar la cuadricula once, esperad donde estáis a que lleguemos los demás.
- Zulú uno para tango uno, estamos alcanzando el otro lado del punto cuatro, cuando aseguremos el perímetro se lo comunicaré.
Supertruji me pregunta:
- ¿Fumas?
- No.
- Lo mejor que haces, ¿estás bien?
- Bueno, creo que aquí estoy mejor que metida en aquel zulo, estoy muy asustada y cansada.
- Si yo te contara como estoy…, la espalda me está matando, me duele hasta la armadura de las gafas, ya estoy viejo para estos trotes; siéntate y descansa un poco, cuando llegue el jefe nos pondremos de nuevo en marcha.
- ¿Quiénes sois?, porque no sois canadienses ni parecéis pertenecer a un ejercito convencional.
- No, tienes razón, somos de una empresa contratada por tu padre, nos dedicamos a este tipo de chapuces: rescates, eliminación de alimañas, protección de VIP, etc.
- Y… ¿Cómo es posible que se haya tenido que recurrir a esto?, ¿el gobierno no pensaba hacer nada?
- A los gobiernos se les va el tiempo en burocráticas leyes inútiles y se les alarga tanto la decisión de una solución que llegan tarde, recuerda a Rwanda, Somalía, Kosovo, Chechenia….
- Es cierto…..Y esto tendrá un coste muy elevado, ¿no?
- Para tu padre nada es caro si te ve llegar a casa sana y salva.
- ¿Y os jugáis el tipo por dinero?
- Bueno, si te cuento que queremos cambiar el mundo, acabar con los malos, etc., no me creerías, pero en cierto modo esa es la razón que nos mueve; ¿te cuento la razón que nos trajo hasta aquí para rescatarte?, no fue la pasta que le costará a tu padre, que es un pico sin duda, sino tus ojos, cuando nuestro jefe Tarkus habló con tu padre, dándole los detalles del secuestro, él le enseñó una fotografía tuya y en los ojos de mi jefe leí el amor y el odio que sintió….no puede soportar ver sufrir a la gente, como se mata , se secuestra, se explota, se extorsiona sin impunidad…..,me dijo: ¿ Me cago en la puta!...Truji, ¿has visto que ojos mas bonitos tiene…...?. En ese momento supe que realizaríamos esta misión, el precio no importa, los sentimientos que nacen en el corazón no tienen precio, no podía permitir que tú sufrieras, no deberíamos quedarnos impasibles ante cosas así.
- Oh Dios, después de lo vivido estos días lo daba todo por perdido, esperaba morir allí, no creí que existiese gente como vosotros; jamás podré agradeceros lo que hacéis por mí.
- Bueno, eso se puede arreglar, dame un beso y estamos en paz, jejeje.
La tranquilidad con la que aquel hombre me habla me serena el acelerado ritmo de mi corazón, me devuelve algo de paz a mis nervios destrozados.
A lo lejos se oye una tremenda explosión y el cielo se ilumina un momento de un color amarillo anaranjado y una gran nube espesa sube hacia el cielo como un gigantesco hongo, todos agachamos la cabeza instintivamente, pero yo he alcanzado a ver a un grupo correr en nuestra dirección entre una lluvia de cascotes.
Comienzan a llegar mas soldados, todos llenos de polvo y barro, sudando, tosiendo y sin resuello. El último grupo que llega hasta nosotros trae algunos heridos ayudados por los demás. Tarkus se acerca y pregunta:
- ¿Todo bien?.
- De momento si, - Contesta Supertruji - ¿Qué ha pasado?.
- Casi la cagamos. A Beckett lo había cogido la guerrilla y hemos tenido que rescatarlo, viene protestando porque le ha vuelto a dar el tirón en los gemelos y ha perdido su replica. A Doble J le han herido en la pierna buena; no es muy grave pero tiene para otros seis meses de baja. La explosión de antes, adivina, ha sido Alicuécano que ha volado el polvorín con un par de kilos de C-4, mandando todo el complejo al carajo. Nos vamos de aquí ya, el otro lado del puente está asegurado por el equipo SAA de Orlak y sus hermanos, ¡salgamos de aquí ! - Grita.
Al salir de debajo del puente y comenzar a cruzarlo adelantamos a los heridos que son ayudados por otros compañeros y el hombre grandote, Chani, les dice:
- Desde luego, sois los pupas de la compañía, ja ja ja ja.
Le devuelven varias imprecaciones y todos ríen.
Al otro lado del puente hay un grupo de soldados que nos saludan al llegar; Súper López recuenta a todos los que estamos allí y le dice a Tarkus:
- Faltan cinco.
- Espera, allí viene Tony y su equipo –Dice Tarkus.
Llega un último grupo y tarkus abraza al que parece ser el jefe del equipo y le dice:
- Tío, no veas ¿no?.
- Tremendo, apenas nos quedan municiones, ahora…. que los hemos frito.
Isabel me cuenta bajito que Tarkus es el padre de Tony; yo no salgo de mi asombro,
- ¿Cómo se pueden embarcar en misiones como esta?
- Para nosotros es como un juego – Me responde Isabel mostrándome una gran sonrisa.
Nos ponemos en marcha y a unos cientos de metros del puente nos desviamos a la derecha bajando por un sendero entre árboles y maleza.
Tras unas horas de caminata les digo que me abandonen en el camino, que he llegado al límite absoluto de mis fuerzas, ya no puedo seguir andando, no me responden las piernas y me tiro sobre unos matorrales secos, la cabeza me da vueltas y siento nauseas, oigo decir a alguien que paren la marcha y se me va la consciencia.
Oigo entre sueños hablar bajo, creo que es Tarkus con otro hombre que no conozco, están hablando de algo que no entiendo, Tarkus dice:
- Si le montas un motor y una batería mas potentes al gearbox, al final los piñones no soportarán el trabajo y se romperán. Fernando, mejor deja el M-14 como está.
- Para eso tendria que cambiar todo el gearbox, incluido motor, taper play y hop up.
- Si, pero primero encuentra uno que le entre y después haber cuanto cuesta la operación. ¡Hey, ya estás despierta!, ¿Cómo te encuentras?
- Me duele todo, ¿Cuánto llevo durmiendo?.
- Tres días……es broma, solo tres horas, está a punto de amanecer. Debemos seguir andando, si ves que no puedes andar me lo dices y mando a alguien que cargue contigo.
- No por favor, no quiero molestar a nadie conmigo a cuestas.
- Ja ja, seguro que encuentro rápidamente voluntarios para portar a una chica bonita.
- Vaya, con esta pinta que tengo me dice usted esto….se equivoca de pleno.
Se acerca y me levanta la cara cogiéndome por la barbilla a la vez que me dice sonriendo:
- En cuestiones de chicas guapas no suelo equivocarme, te lo aseguro.
Todos se ponen a recoger material, mochilas, cajas y armas y se ponen rápidamente a marchar por el sendero en total silencio. Al principio creo que me voy a caer, mis piernas agarrotadas no responden hasta que poco a poco van obedeciendo y el dolor se hace mas soportable.
A nuestra derecha comienza a clarear el cielo, primero como un leve reflejo gris azulado que con el paso de los minutos se va transformando en un malva cada vez mas vivo, aparecen los primeros rayos convirtiendo la bóveda en una gran paleta de colores con rojos, rosas, naranjas y amarillos, moteados por unas tímidas nubes que rasgan el cielo de norte a sur.
Vamos bordeando un monte que descansa mansamente sobre un valle atravesado por un río que serpentea abrigado por árboles y palmeras; a lo lejos el paisaje cambia radicalmente, volviéndose totalmente plano. Es de una belleza inmensa, la naturaleza en todo su esplendor de la primavera, docenas de pajarillos revolotean en las cercanías y el olor de las flores que nos rodean impregnan el aire perfumando aquel bosque en un contraste tan radical con nuestra situación que me parece totalmente surrealista.
Alcanzo a Beckett que camina ayudado de un palo largo a modo de muleta, me pregunta:
- ¿A dónde vas guapa?, ¿Te puedo acompañar?.
- ¡Claro que si! ¿Cómo va tu pierna?.
- Bien, al final me tendré que poner una de palo, como dice Tarkus.
- ¿Que te ha pasado?.
- Nada, un mal trago, sería largo de contar.
- Por mi, tenemos tiempo y así iré entretenida.
- Bueno…….pues prepárate para oír la hazaña de un héroe, je je:
Todo empieza hace poco mas de cuarenta horas, cuando uno de los helicópteros que nos lleva al punto de aterrizaje se desvía y me deja a dos kilómetros de donde tú estabas retenida.
Alcanzo un camino y preparo algunas minas, acto seguido busco una buena posición en una elevación del terreno que hay cerca y me dispongo a esperar………..