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Huida desesperada
Salgo fuera y corro junto a Supertruji que aún continua en el mismo sitio.
- Estás herido, debes ir a que te miren.
- No es nada, esperaré a que estén atendidos ellos.
- ¿Qué ha pasado?
- Nos han pateado el culo. Me he venido con él porque no sé si aún vive y no lo he querido dejar solo. Necesito beber agua.
Le ayudo a llegar hasta la caseta y entramos, se derrumba sobre uno de los sofás. Entonces ve a mi padre y lo saluda.
- ¡Hombre, está usted aquí!, ¿Cómo está?
- Hola, bien, creo que mejor que usted…Señor, no sé como agradecerle…bueno, quiero decir que esto que están haciendo no está pagado con nada, que haré todo lo posible por…
- Y que lo diga, pero bueno, lo importante es que esta niña ya está a salvo de esos cafres.
- Si pero, ¿y el resto de vosotros?
- Ya irán volviendo...
- Súper, el jet de mi padre va a evacuar a los heridos.
- Buena idea, gracias caballero por la ayuda, es todo un detalle.
Entra en la caseta Charly y nos saluda.
- Hola. Jefe, van a llevar a nuestros hombres al pequeño avión para evacuarlos.
- Váyase usted también, así le curarán el brazo.
- Si, me voy con ellos, no los quiero dejar solos. Aquí no hago nada ya.
Supertruji se levanta y le da un apretón de manos a mi padre, después, ayudado por Charly sale de la caseta. Al minuto vuelve el chico y pregunta:
- ¿Hay agua aquí?.
- Si, pasa, ahí en la nevera.
El chaval entra hasta el office y abre una botella de agua de litro y medio y la bebe hasta dejarla por la mitad. Le tiemblan las manos y está todo manchado de tizne, tierra y sangre.
He mojado una toalla y comienzo a limpiarle la cara, comprobando que la sangre no es suya. Él, con evidente rubor intenta sujetar la toalla. Me mira y me dice:
- Gracias Sophie.
Agacha la cabeza mientras se limpia las manos e intenta disimular el estado de nervios en el que se encuentra.
- Ha sido duro, ¿No?
- Si, muy duro y lo sigue siendo, porque no se como van a salir de allí.
- ¿Qué pasó cuando me sacaron con el helicóptero?
- Formamos dos grupos y nos desplazamos a derecha e izquierda de la cornisa de donde te evacuaron. Cuando el grupo de soldados llegó, muy numeroso, los pillamos a fuego cruzado. Tuvieron que retirarse.
- Os quedaban pocas municiones ya.
- Bueno, los Black Hawk nos reabastecieron antes de sacarte de allí. Volvieron mas soldados desde el norte, por donde habíamos llegado nosotros el día anterior.
-0-
El equipo Delta nos encontramos en el lado oeste y el mando táctico con lo que queda de los omega en la cara este. Tarkus nos ordena que bajemos dirección sur hasta un arroyo marcado en el mapa que desciende desde la cadena de montes que nos acompañó el día anterior. Tardamos una hora en llegar al punto establecido y pasa otra hora hasta que llega el otro equipo. Entonces Tarkus y Súperlopez estudian como organizar la salida de allí, ahora que somos menos y más rápidos. Se empieza a escuchar gritos y partir de ramas por todos lados. Está claro que vienen de nuevo un gran número de efectivos. Esto va a ser un fin de fiesta muy animado. Subimos un repecho de unos trescientos metros muy inclinado teniéndonos que ayudar con las ramas de los árboles y entre nosotros mismos. Cuando llegamos a la cumbre tenemos que parar y recuperar el aliento. Tarkus y Supertruji están en las últimas. Becket, de color fresa, parece haberse recuperado del tirón muscular que sufrió hace unos días. Aquella cresta pertenece a la misma cordillera donde se encontraba la cueva donde habíamos descansado. La idea del comandante es volver hasta ella por aquel borde y refugiarnos hasta que se calmen los ánimos. Entonces Tony decide quedarse con nuestra sección y retenerlos un poco mientras el resto se adelanta. No podemos avanzar rápido si hay que ir reconociendo el terreno. Tarkus aprueba la idea y nos quedamos esperando a que el enemigo nos alcance y hacerles frente. Esto no tarda en llegar. Aparecen por todos lados y nos vemos rodeados al instante. Comienzan a caer proyectiles de mortero y el monte se convierte en un desbarajuste de árboles caídos, ramas volando y una nube de polvo y astillas. Rechazamos el primer envite, pero aparecen más efectivos y aunque nuestra posición elevada nos otorga cierta ventaja, no podremos mantener esta posición por mucho tiempo más. Estamos atrapados. Con la segunda embestida tenemos que replegarnos más, reduciendo nuestro perímetro, pero de pronto comienzan a retirarse y eso nos da un poco de esperanza, la cual se trunca al instante cuando oímos el zumbido de un caza de combate que corta el cielo en la lejanía y se aproxima como un insecto dispuesto a picar. El teniente nos avisa por radio:
- Atentos Deltas en frecuencia, agachad la cabeza que ese pájaro viene a castigarnos.
La aeronave, un F-5 pasa por encima de nuestras cabezas a match 1.5 reventando el aire. A unos cien metros explosionan dos misiles y hasta nosotros llegan una lluvia de piedras y trozos de madera.
Me temo que el segundo intento nos dará de lleno. El avión describe un gran circulo dejando tras de si un aro blanco por la condensación y se aproxima nuevamente esta vez en dirección norte-sur, siguiendo la cordillera donde nos encontramos.
Pero a un kilómetro de nosotros surge de entre los árboles un punto luminoso que deja una estela blanca y busca al aparato en el aire siguiendo su rastro de calor. Cuando lo alcanza se oye una pequeña explosión, el jet se desestabiliza y se precipita hacia nosotros.
Una gran bola de fuego, restos de metales y árboles, piedras y tierra, un calor abrasador y un ruido atronador cubre el borde rocoso donde nos encontramos atrincherados y cambia radicalmente el paisaje.
Tony vuelve a usar la radio:
- ¿Deltas, me reciben?
- Delta dos afirmativo
- …
- Delta tres afirmativo.
- Delta cuatro afirmativo.
- …
- Delta seis afirmativo.
- …
- Delta cinco, ¿me recibe? - Insiste Tony.
- Delta uno, soy Delta seis, voy a acercarme hasta su posición.
- Recibido.
- …
- Delta uno, Andrés está herido, no responde. Daños graves.
- Recibido. Delta tres y cuatro abrid marcha en dirección al resto de la unidad.
Tony y Salvi se acercan a ver el estado de nuestro compañero y yo junto con David nos dirigimos entre los restos calcinados del avión y árboles caídos, ardiendo o humeantes en dirección norte.
Tras una buena caminata intenté contactar por radio con el mando táctico:
- Delta tres para Kilo uno.
- Adelante, aquí Kilo dos.
- Equipo Delta en camino, una baja grave. Repito, una baja grave.
- Recibido, os esperamos.
Unos cientos de metros mas adelante surge de detrás de unos setos Dani muy preocupado que nos pregunta qué es lo que ha pasado. Cuando le contamos que se nos cayó el F-5 encima, se marcha en la dirección por la que hemos llegado. Nos quedamos mirando como se aleja entre la maleza y al volvernos vemos llegar a Templario que nos dice:
- Hola chavales, la jodida casualidad de que el avión viniese a caer encima de vosotros. Dani ha sido el que ha lanzado el misil y está muy afectado desde que sabe que hay heridos. ¿Vosotros estáis bien?
- Bueno, si, mas o menos. Nos hemos llevado un buen susto.
Nos quedamos esperando un rato hasta que llegan el resto de los Delta. Salvi lleva cargado sobre sus hombros a Andrés y los demás compañeros caminan a su alrededor. Tony nos dice:
- Vamos rápido, hay que evacuar a este hombre de aquí.
A marchas forzadas recorremos casi un kilómetro que nos separa del resto. Los tres jefes nos esperan con caras largas. Tarkus examina al herido tomándole el pulso y dice:
- Nos tenemos que mover y aprovechar la confusión del accidente del avión.
Además, el monte está ardiendo y el viento viene en nuestra dirección.
En fila india vamos sorteando obstáculos buscando el máximo de cobertura para no ser vistos.
El calor aprieta y a esta hora nos cae el sol verticalmente. El aire está viciado por la ceniza y el polvo. Voy cerrando el grupo junto a Rubiales. Los dos sudamos copiosamente y a ninguno nos queda ya agua. Nos volvemos constantemente para comprobar que nadie nos sigue.
Mas adelante vemos que David carga ahora con Andrés y Tony no se ha despegado de su lado en todo el camino.
Una hora después de marcha sin descanso nos paramos a tomar un respiro. El terreno se corta y hay una caída del perfil montañoso que estamos recorriendo. La cordillera hace un vértice como un diente de sierra con un lado, el nuestro, muy inclinado y el otro algo mas suave.
Según los mapas estamos a unos cuatro kilómetros de la cueva, por lo que los jefes deciden bajar y subir el corte para seguir teniendo la ventaja de la altura, así que Dani, Templario y David inician el descenso por lo que es una verdadera senda de cabras, para volver a subir y alcanzar el otro lado para establecer un perímetro de seguridad. Tardan aproximadamente una hora en hacer el recorrido y cuando comunican por radio que ya tienen la zona bajo control, inician la bajada el grupo principal, quedando en este lado Rubiales y yo para cubrir la retaguardia.
Cuando el grupo que porta al herido alcanza el vértice, observamos como se le aproximan por el lado este un buen número de soldados y rápidamente comunicamos del inminente ataque al mando táctico. El equipo Alfa se marcha por el oeste y se pierde entre la maleza en un instante, quedando el resto justamente en el centro de todo.
Vemos como se despliegan y empiezan a intercambiar disparos, por lo que desde nuestra posición comenzamos a disparar con nuestros fusiles de precisión, causando bastantes bajas.
Algunos de los que están en el centro mantienen la posición mientras que otros trasladan al herido cuesta arriba. El jaleo es cada vez mayor; comienzan a caer de nuevo proyectiles y parte del bosque de incendia.
Rubiales me hace señas avisándome de que se acercan por nuestra retaguardia y nos mantenemos escondidos a la espera de pillarlos desprevenidos. Mi compañero entonces dispara su lanzagranadas que lleva adosado a su fusil M-4 y hace volar a tres soldados que se acercaban sigilosamente a nuestra posición y comenzamos nuevamente un intenso tiroteo.
Al cabo de un minuto comprobamos que hemos eliminado a todo el grupo atacante y decidimos bajar y reunirnos con el resto de la unidad.
Abajo, Salvi nos recibe informándonos de que nos marchamos todos a la otra parte de la arista, cuesta arriba, a la vez que comienzan a llegarnos proyectiles desde el punto que acabamos de abandonar.
A medio camino de la cúspide alcanzamos a Tarkus y Supertruji que nos indican que nos quedemos allí un momento cubriendo la retirada. Volvemos a hacer fuego con nuestros fusiles de francotirador hasta que la cantidad de disparos que nos hacen es tan intenso que nos tenemos que marchar rápido.
De pronto se oye el zumbido de otro avión y una gran explosión invade todo alrededor. Se nubla el cielo, caen troncos y rocas de considerable tamaño y la onda expansiva nos aplasta contra el suelo vaciándonos los pulmones y sacándonos casi los tímpanos.
Lo que nos han tirado ha estallado justo en el punto al que nos dirigíamos. Un sudor frio me sube por la espalda cuando pienso que casi todos mis compañeros se encuentran allí.
Seguimos subiendo mientras se va asentando el polvo hasta que alcanzamos el otro extremo del gran corte en forma de V, encontrando un panorama aún peor del que ya teníamos. Todos están desperdigados y tumbados entre la maleza. Súper López comienza a inspeccionar a los hombres que tiene más cerca. Tony sigue atendiendo a Andrés. Tarkus y Supertruji están auxiliando a Templario que se encuentra inconsciente y sus ropas humean. Nosotros encontramos a David cerca de Tony; se encuentra inconsciente también y pierde sangre por una herida abierta en la espalda. Su pulso es muy débil. Oigo a Tarkus pedir auxilio por la radio:
- Kilo uno a pájaro negro.
- Adelante Kilo uno.
- Necesito "evasan” urgente. Tres heridos graves.
- Bien Kilo uno, los pájaros están en camino, tiempo estimado de llegada once minutos, marquen posición con bengala verde.
- Recibido, marcamos posición con bengala verde.
Entonces nos habla a todos los que estamos más o menos en condiciones:
- A ver, atentos todos, los pájaros vienen hacia aquí, vamos a cubrir el "evasan” como podamos, tomad posiciones y aguantad lo que podáis.
Sin esperar respuesta, el jefe se adelanta fusil en mano y busca una posición para defender la evacuación. Tony y Salvi lo siguen al momento y se colocan entre las rocas para repeler el ataque.
Súper López nos indica a Migue y a mi que acompañemos a los heridos en el helicóptero junto con Supertruji, que está muy cansado y preocupado por los heridos. Me acerco y le pregunto:
- ¿Estás bien Súper?
- Si, es solo que no soporto ver a estos hombres así. Ayúdame a llevar los heridos hasta aquel claro, anda.
- No, déjalo, ya lo hacemos Migue y yo.
El sonido de nuevos disparos se mezcla con el rumor de los rotores de los Black Hawck. No puedo ver donde están las posiciones de los demás, porque me encuentro un poco más arriba, pero el tiroteo y las explosiones de las granadas es tan intenso que supongo que debe ser un infierno. Dani se acerca y enciende una bengala que mantiene en alto emitiendo un fuerte destello verde. Cuando el primer pájaro se acerca se levanta una polvareda que me ciega. A mi alrededor caen casquillos de las ametralladoras de a bordo que hacen fuego intensamente sobre el bosque. El segundo pájaro sobrevuela la posición lanzando multitud de cohetes y sus dos ametralladoras vulcan lanzan el infierno sobre todo lo que se encuentra a nuestro alrededor. Dani suelta la bengala en el suelo y se acerca al aparato para bajar unas cajas de munición. Ayudamos a los tripulantes a subir a nuestros compañeros maltrechos y apenas sin tiempo de acomodarme el helicóptero inicia el ascenso inclinándose hacia delante.
A unos cinco metros del suelo, algo impacta contra el aparato salpicando de chispas y trozos de metal todo el compartimento de la cabina. Apenas veo nada con el humo que se genera y oigo las alarmas del panel de control. Cuando se disipa el humo veo a Supertruji que está intentando sacarse algo del brazo derecho, cerca del hombro, me mira y me dice:
- ¡Vamos, ayúdame, que me está quemando!
Me pasa su cuchillo y me hace señas para que le saque un trozo de metralla que tiene incrustado y le hace humear la chaqueta del uniforme. Aprieta los dientes mientras yo le saco el trozo de metal y lo tiro por el portalón abierto. Por un momento creo que se va a desmayar, pero me mira, me sonríe y dice:
- Habrá que poner un emblema de algo en este sitio para tapar el agujero.
El helicóptero no parece sufrir daños graves y volamos bajo seguido del otro aparato que nos cubre la retirada.
Lo último que veo es a mi hermano Salvi junto a Tony y Dani disparando y un gran grupo de soldados iraníes subiendo hacia su posición.
- 0 -
- Nada más pasar la línea de la costa nos cruzamos con dos cazas F-16 en apoyo de los que quedan allí, les vi el emblema GOA en el fuselaje. El resto ya lo sabes, llegamos aquí.
- Bueno, ahora descansa un poco, ¿quieres comer algo?.
- Si, gracias, pero no te molestes que ya tengo algunas cosas que he recogido ahí fuera.
- Aquí hay también una despensa llena. La verdad es que yo voy a comer algo, que desde el banquete de la cueva no he comido casi nada.
Encuentro en la despensa unas cajas de canapés, bio-frutas, leche y galletas de varios tipos, me preparo una bandeja y me siento al lado de mi padre, el cual no ha dejado de mirarme y sonreírme desde que está a mi lado.